/
/
Enfermería en crisis: urgencia de un compromiso real con la profesión

Enfermería en crisis: urgencia de un compromiso real con la profesión

Por Andrea Rastello Pizarro

Hoy, en un contexto global donde los conservadurismos amenazan las libertades y derechos, especialmente los de las mujeres,la democracia debe mantenerse vigilante y firme, asegurando que los avances conquistados jamás retrocedan. En este escenario, la enfermería juega un rol fundamental como columna vertebral de la salud pública, con profesionales que gozan de la mayor confianza a nivel mundial. Personas, familias y comunidades reconocen su invaluable contribución a la atención sanitaria, destacando su compromiso con el bienestar y la justicia social.

Sin embargo, los gobiernos no suelen reconocer el verdadero valor del personal de enfermería, más allá de sus cuidados expertos y compasivos. La mayoría, sigue gestionando sus sistemas de salud sin suficiente dotación de personal y no logran generar plazas de trabajo para la cantidad de profesionales de enfermería que se necesitan para proporcionar la cobertura sanitaria universal, ni las prestaciones esenciales a las que todo el mundo merece tener acceso. La Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Consejo Internacional de Enfermería (CIE)nos dicen que somos la fuerza vital esencial para la salud, y para ello se requiere valorar, proteger, respetar e invertir en este preciado recurso.

Un sistema al borde del colapso

Las enfermeras/os hemos advertido por décadas que estamos al borde de una crisis sanitaria. El acelerado envejecimiento de la población, los presupuestos sanitarios ajustados, déficit crónico de personal de enfermería y la recuperación lenta de la pandemia de Covid-19 están aumentando la presión sobre los sistemas de salud. Mientras los países de la OCDE se preparan para el futuro, se necesita un cambio radical en las políticas para garantizar una atención sanitaria de alta calidad para todos, manteniendo al mismo tiempo niveles de gasto sostenibles.
El déficit de enfermeras/os en Chile, no es por falta de profesionales, sino porque el problema radica en un modelo de salud que mantiene a nuestra profesión en condiciones de precariedad laboral, con contratos inestables y sin una planificación estratégica que garantice su incorporación y permanencia en el sistema. Según el informe Health at a Glance 2023 de la OCDE, en nuestro país hay solo 3,7 enfermeras/ os por cada mil habitantes, una cifra alarmante comparada con el promedio de 9,2 en los países miembros. Consecuencia de esto, enfermeras y enfermeros siguen enfrentándose a turnos extenuantes, sobrecarga laboral, brechas salariales injustificadas y un déficit de personal que compromete la seguridad del cuidado. A esto se suma la inestabilidad laboral en el sector público, donde la mayoría de los profesionales trabajan a contrato u honorarios, sin certezas sobre su futuro. No es casualidad que muchos profesionales opten por abandonar la enfermería en busca de mejores condiciones laborales, un fenómeno que se está intensificando en Europa y del cual Chile no está exento.

Actualmente, existen más de 88.000 enfermeras/os registradas en Chile, pero el sistema de salud no cuenta con plazas suficientes para absorber su fuerza laboral. Las políticas de salud necesitan priorizar la contratación y retención del talento en enfermería para construir un sistema más eficiente y equitativo. Sin un cambio profundo que potencie la dotación de enfermeras/os, el sistema público seguirá funcionando al borde del colapso.

Desigualdad y violencia

De acuerdo con un estudio de la Organización Mundial de la Salud, a pesar de los avances en igualdad de género persisten desafíos sistémicos, sesgos y desigualdades entre el personal sanitario a nivel mundial, que afecta mayoritariamente a las mujeres. En América Latina, según informe realizado por el Task Force Interamericano sobre Liderazgo de las Mujeres, el 72,8% del personal sanitario son mujeres, y de ello el 87% corresponde al personal de enfermería, aún así, las mujeres ocupamos menos del 30% de los cargos directivos en el sector salud.
La realidad es que aunque las mujeres dominamos la enfermería en términos numéricos, estamos casi ausentes en los espacios de toma de decisiones. Nos encargamos de la atención y el cuidado, pero son otros quienes dirigen las políticas de salud. Esto no es azar, es un reflejo de una brecha de género estructural que relega a las enfermeras a un rol secundario en la salud, limitando nuestra capacidad de influir en cambios sustanciales.

En Chile, la enfermería sigue siendo una profesión mayoritariamente femenina. Más del 90% de quienes la ejercemos somos mujeres. Históricamente, las labores de cuidado han sido consideradas una extensión natural y obvia de los roles de género, que ha llevado que seamos sistemáticamente infravaloradas y mal remuneradas.

Las enfermeras a menudo sufren discriminación, acoso y violencia en mayor medida que los hombres, con consecuencias negativas para su salud física y mental. Esto se profundiza en la intersección del género con otros factores que atraviesan la desigualdad, por ejemplo la juventud. A esta situación se suma la sobrecarga del trabajo doméstico y de cuidado no remunerado, que recae en desproporción en las mujeres.

Muchas enfermeras son madres y jefas de hogar, lo que implica que, además se enfrentan a largas jornadas laborales y contratos inestables. La desigualdad también se presenta en la cotidianidad de nuestra labor: las enfermeras somos las primeras en atender a personas en momentos de crisis, pero también somos las más expuestas a la violencia en el trabajo.

Según una encuesta de Bureau en 2016, casi el 70% de los incidentes de violencia en el lugar de trabajo ocurren en el sector salud, tendencia que se mantiene, afectando sobre todo a enfermeras. Insultos, agresiones físicas y amenazas forman parte de nuestro día a día. Y la peor parte de esta realidad, es que la impunidad también ha sido la norma. Mientras los hospitales y centros de salud sigan direccionados con una visión que invisibiliza nuestra labor, la precariedad de nuestra profesión continuará siendo una realidad incómoda de la que pocos quieren hablar.

Innovación integral

La enfermería, como parte del sistema esencial de atención en salud, ha experimentado una evolución importante en los últimos años. La innovación en enfermería no se limita solo a la adopción de nuevas tecnologías, sino que abarca un enfoque integral para mejorar la calidad de la atención, la eficiencia y la satisfacción de las personas.
A pesar de los avances, enfrentamos desafíos, ya que a veces se transforman en barreras que obstaculizan la implementación de nuevas prácticas. Aunque la salud digital y teleenfermería puede aliviar algunos aspectos de la carga laboral, también genera nuevas demandas en términos de gestión de tecnología y atención a distancia, lo que puede ser un desafío adicional para los profesionales. Por esto, sin una capacitación adecuada, y sin dotación de personal en cantidad suficiente, la inevitable modernización se transforma en una carga más para las enfermeras/os, puesto que la tecnología, hoy pasa a ser una excusa para reducir personal, en lugar de ser una aliada para mejorar las condiciones de atención y de trabajo que enfrentamos.

Es hora de actuar

No basta con aplausos en tiempos de crisis. No basta con llamarnos «heroínas» cuando las emergencias nos ponen en el centro de la escena. La enfermería en Chile necesita condiciones laborales justas, trabajo decente, salarios dignos, protección ante las violencias y una verdadera participación en la toma de decisiones. Por ello, insistimos en que Chile avance hacia la ratificación del Convenio 149 de la OIT, que es una medida esencial para mejorar las condiciones laborales del personal y potenciar la economía del cuidado, entendido como la necesidad de invertir en enfermería. Esta ratificación no solo traerá beneficios al equipo de salud, sino también contribuirá al desarrollo económico y social de nuestro país

Como Colegio de Enfermeras de Chile, hacemos un llamado a todas nuestras colegas a visibilizar su trabajo y a levantar la voz en sus espacios por mejores condiciones laborales y por su reconocimiento como protagonistas de la salud pública. El cuidado de la salud comienza con el bienestar de quienes cuidan.

Enfermeras y enfermeros de Chile no solo somos gestores del cuidado, sino que también estamos llamados a ser agentes transformadores de los procesos sociosanitarios y políticos de nuestro país. Como gremio queremos mejorar la salud para las personas, y para ello tenemos el firme convencimiento, sustentado en la evidencia científica, y recomendaciones de organizaciones internacionales, que a mayor dotación de enfermeras/os en los distintos niveles de atención, mejoran los índices de salud de la población.

Ahora el cómo ocupar esos espacios, no se puede quedar en la mera exigencia a la autoridad, el llamado es a la unión de los y las enfermeras en un instrumento organizacional con tradición y con claridad de propósito, como es el Colegio de Enfermeras, del mismo modo se debe instar a ocupar espacios de responsabilidad y toma de decisiones en todo el sistema de salud.

¡Es momento de exigir una enfermería digna, equitativa y con futuro!

 

Andrea Rastello Pizarro

*Mg. Presidenta Nacional Colegio de Enfermeras de Chile

Relacionados

Lunes 28 de abril: Asamblea General Ordinaria Virtual

¡Atención colegiadas y colegiados! Este lunes 28 de abril a las 19:00 horas te esperamos en nuestra Asamblea General...

Colegio de Enfermeras cuenta con 3 becas para colegiados/as en el marco de la III Jornada de Salud Mental Perinatal: Construyendo Futuros Saludables, Salud Mental Perinatal y Trauma

Colegio de Enfermeras cuenta con 3 becas para colegiados/as en el marco de la III Jornada de Salud Mental Perinatal:...