
Un 17 de octubre de 1987, Joseph Wresinski, un hombre no asociado a la economía, mercados o políticas públicas mundiales, realizó un llamado potente y visionario. Hijo de familia muy pobre, migrantes, sacerdote, vicario y párroco de varias parroquias obreras en Francia, en su vida evidenció y convivió con la pobreza, estas experiencias lo llevaron a fundar el movimiento por los derechos humanos del “cuarto mundo”.
Él puso en evidencia el estrecho vínculo entre los derechos humanos y la extrema pobreza, su llamado fue “luchar contra esta lacra, animando a conmemorar el Día Mundial para la Superación de la Pobreza Extrema”, desde esa declaración de alerta hace treinta y cinco años a la actualidad, hoy la Organización de las Naciones Unidas, tiene para su agenda 2015-2030 como primer Objetivo de Desarrollo Sustentable “Poner fin a la pobreza en todas sus formas en todo el mundo” y para lograrlo, todos los países, sectores y personas: gobiernos, sector público, privado, sociedad civil y personas naturales debemos unirnos y coordinadamente trabajar para conseguir el logro de este gran reto.
Es sabido que la pobreza de los pueblos no es solo la falta económica, carencia de recursos necesarios para satisfacer sus necesidades o la falta de las capacidades básicas para vivir con dignidad, es en este contexto que ampliar y mejorar la protección social contribuye a disminuir los factores de riesgo de la pobreza y se deben potenciar los factores protectores, un factor relevante para impulsar a las personas a salir de ella es la educación en todos los ámbitos, entre ellos educar en salud.
Desde los albores de la historia de enfermería, enfermeros y enfermeras tenemos un rol preponderante en la educación para la salud de las personas, mantener una comunidad sana con escasa o baja incidencia y prevalencia de enfermedades agudas o crónicas, físicas o mentales, trae consigo bienestar y mayor crecimiento en los otros aspectos del desarrollo de la persona, desde el estar bien y ser más felices, a ser mejores generadores de soluciones, oportunidades, creaciones y resiliencia.
Realizar promoción y prevención en salud, con personas y la familia a través de la educación es imperativo en el día a día del quehacer profesional y personal de los enfermeros y enfermeras, ya que está reconocida como la clave y estrategia para “influir positivamente en conocimientos, prácticas y costumbres de individuos y comunidades en relación con su salud” (OMS), los enfermeros y enfermeras permanentemente estamos entregando información-mensajes y generando canales de comunicación con las personas, que nos permitan conocer sus requerimientos y necesidades para la mantención de su salud, y desde allí lograr una comunidad sana que tendrá un impedimento menos para la superación de la pobreza.
En el Día Internacional para la erradicación de la pobreza, el lema 2022- 2023 de este 17 de octubre, es “Dignidad para todos en la práctica”, el que nos insta a ser permanentemente empáticos con el otro, respetándolo, valorándolo e incentivándolo a sentir respeto por sí mismo y hacia los demás. Si todos llevamos a la práctica, los valores del respeto e inclusión al relacionarnos con un otro, estamos respetando el derecho fundamental de entregar dignidad al otro, así contribuiremos a que las personas que viven en la pobreza no sientan denegada y/o violada su dignidad.
Solo entonces combatir el hambre, la ignorancia, la enfermedad, la limosna y la exclusión será un poquito más fácil y posible.
Cecilia González Otárola
Docente Carrera de Enfermería Universidad Santo Tomás
Presidenta Consejo Regional La Serena, Colegio de Enfermeras de Chile