La Organización Mundial de la salud (OMS) ha instruido para el presente año, en este 14 de noviembre en el “DÍA MUNDIAL DE LA DIABETES”, que debemos a través de la “Educación proteger el mañana”.
La enfermedad Diabetes Mellitus es un problema y un desafío de salud pública a nivel mundial, y Chile lamentablemente no está fuera de esta realidad, lo que hace necesario conocer ¿a quién o a quiénes se debe educar?, la respuesta es amplia, por supuesto que a quienes viven con diabetes, sus cuidadores, familia, la sociedad en general y especialmente actualizar permanentemente en el tema a los profesionales que cuidamos a la persona diabética.
SI la finalidad es tener una población educada con respecto a ¿Qué es la diabetes?, ¿Cuáles son sus formas de prevenirla, de detectarla y de manejarla?, ¿Qué debemos dar a conocer? Los datos concretos nos indican que la Diabetes Mellitus es un factor de riesgo de las enfermedades cardiovasculares, esto la hace muy peligrosa, considerando que las enfermedades cardiovasculares siguen siendo la primera causa de muerte en nuestro país, sobre todo en mujeres.
Uno de cada diez chilenos padece esta enfermedad crónica y se presenta cuando el cuerpo procesa mal el azúcar y hay un exceso de ésta en la sangre. Esto se produce por una insuficiente secreción o acción de la insulina, hormona producida por el páncreas y cuya principal función, entre otras, es permitir que la glucosa presente en algunos alimentos que consumimos sea aprovechada como energía por nuestro organismo. En la historia hasta hace muy poco esta condición catalogaba a las personas que sufrían esta enfermedad como “Personas dulces o con orina de miel”.
Enfermeras y enfermeros a lo largo del país en cada centro asistencial de atención primaria como los Centros de Salud Familiar o en atención secundaria como los hospitales, junto al equipo de salud, permanentemente formulan estrategias y realizan actividades que permitan informar y entregar a la comunidad todos los contenidos necesarios para detectar a tiempo y prevenir se desarrolle la enfermedad. Por esto es muy relevante para el pronóstico y evolución el momento que se detecte, las personas deben internalizar que, si comienza a presentar notoriamente pérdida de peso, aumento de la sed, orina frecuentemente, tiene visión borrosa, cansancio o debilidad, dolor de cabeza, náuseas y/o vómitos, falta de aire y dolor estomacal, debe acudir prontamente a un control de salud, para evaluar estos signos y síntomas.
Si la enfermedad ya se manifestó y está presente, evitar sus complicaciones es imperativo, las más relevantes son las enfermedades del corazón y los vasos sanguíneos, generalmente causales de las amputaciones de las extremidades inferiores, el daño en los nervios (neuropatía) de las extremidades, la insuficiencia renal que progresivamente hace necesario que el paciente necesite dializarse permanentemente, el daño ocular con todo lo que significa vivir con algún grado de disminución de la agudeza visual incluyendo la ceguera, las enfermedades de la piel, especialmente la cicatrización lenta al presentarse alguna herida, todos estos daños a nuestra salud son muy limitantes y el solo imaginar padecerlos debiese ser el motor para que las personas mantengamos un estilo de vida saludable, en donde nuestro peso sea el adecuado según nuestra talla y edad, la dieta sea equilibrada en contenido y cantidad, no exista dependencias al tabaco o al alcohol y realicemos regularmente ejercicios físicos de acuerdo a nuestra realidad física individual.
La persona diagnosticada para tener mejores expectativas y calidad de vida, debe llevar bien el tratamiento farmacológico (con medicamentos) y no farmacológico (dieta, estilo de vida, etc.) asistir a los controles de salud periódicamente y realizar la evaluación de sus niveles de glicemia, para ya no presentar los signos y síntomas de las “Personas dulces o con orina de miel”.
Se afirma que la dulzura es la inteligencia de la sensibilidad, una persona con una personalidad dulce es aquella que generalmente es prudente, considerada y se esmera especialmente en el buen trato con los demás, que se caracteriza por ser cariñosa, tierna y agradable en la interacción con el otro. Todas estas competencias son necesarias y muy valoradas si quienes las poseen, son justamente aquellas personas profesionales que cuidan la salud de otras personas, procuremos como profesionales ser de este tipo de “Personas dulces”.
Cecilia González Otárola
Docente Carrera de Enfermería Universidad Santo Tomás
Presidente Consejo Regional La Serena, Colegio de Enfermeras de Chile